Add parallel Print Page Options

Hay que cumplir los votos

Cuando entres en la casa de Dios, ten abiertos los oídos y cerrada la boca. No seas como el necio que ni siquiera reconoce que es pecado hacerle a Dios promesas temerarias, pues él está en el cielo y tú aquí abajo en la tierra; sean, pues, pocas tus palabras. Así como el exceso de ocupaciones produce pesadillas, la necedad te convierte en un necio que dice tonterías.

Read full chapter